Cerdo con cámara

La naturaleza en Uyuni es tan impresionante como agresiva. Paisajes lunares, punas caprichosas y lagunas teñidas de colores. Cuesta creer que frágiles vicuñas, gaviotas y pariguanas sean las que dominen parajes tan inhóspitos. Para disfrutar Uyuni hay que ser viajero, mochilero, bravo. Desde Lima, no es fácil el acceso. La ruta recomendada: dos ahoras por avión hasta Juliaca; una hora por combi a Puno; dos más hasta Desaguadero; dos horas en colectivo hasta La Paz; y diez por bus hasta el mismo Uyuni.

Pero la aventura recién allí empieza. La única posibilidad es tomar un tour en camionetas que surcan por tres días los salares y las punas. El frío en la noche, el sol en el día, la falta de oxígeno todo el día, la dificultad para la digestión, los vasos capilares de la nariz dilatándose hasta casi reventar si no fuera por los mocos, la sequedad de los labios, el saltimbanqui de la ruta, y sin embargo... la inmensidad del salar, los prehistóricos cactus de la Isla Pescado, el árbol de piedra, la laguna colorada, la laguna verde, los gayseres, los volcanes y las cordilleras blancas, todo lo hacen más fácil, más lindo...