Debido a un bloqueo económico y con la caída de la Unión Soviética principal benefactor, Cuba sobrevive. Se ha estacionado en el tiempo, rebelde y fiel a su supuesta causa revolucionaria, entre la inflexibilidad de sus líderes y la insensibilidad de mundo, sufre el ostracismo. Romper el circuito turístico para conocer la realidad de Cuba es difícil, y hasta la moneda usada por el turista es diferente. El gobierno tiene control de todo el turismo (principal sostén de la economía del país); en realidad, casi todo Cuba pertenece al Estado; de hecho, nueve de cada diez cubanos trabaja para el Estado, y hasta el internet y telefonía es de carácter restringido. La Habana es un conjunto de barrios antiguos y tugurizados que recuerdan al casco urbano colonial de Lima, incluyendo su barrio chino, aunque sin riesgo de delincuencia ("esta ciudad es segura, chico, no tenemos nada que robar"). Pasear por sus calles es viajar en el tiempo, edificios antiguos y mohosos sobreviven llenos de historias, y autos de colores pasteles que no sobrepasan los años setenta convertidos a motor diesel se han convertido en la atracción de los turistas. Y a pesar de todo, una cultura viva; música de la buena en cada esquina; gastronomía mestiza de cuatro continentes; cuna de los cócteles más populares; y los más hermosos paisajes. Pasear por el malecón en el atardecer, imperdible...
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